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¿Somos humanos?

¿Somos humanos?

¡No todos los comportamientos son iguales, imposible! Hay una gran diferencia entre el comportamiento humano y el comportamiento animal, bueno… se supone.

¿Estaremos usando a nuestro beneficio la gran ventaja que le llevamos a los animales en ese sentido?

Veamos, el comportamiento animal es la forma en la que todos los animales actúan. Buscan un ambiente adecuado para sus necesidades, en eso se centran las actividades que forman su comportamiento. Los animales están absolutamente condicionados por su genética, están limitados a ella, por eso la mayoría de sus actos son automáticos. Como una computadora, tal cual, definidos por un programa informático que determina respuestas. Todas las operaciones y están predeterminadas, no vienen de una reflexión.

Sin embargo, nosotros recibimos la gran ventaja de poder responder con conductas espontáneas, no tenemos por qué repetir una pauta heredada. Somos un ser que puede escoger y decidir lo que hace. Nuestras acciones son voluntarias. ¡Que libres somos! ¿Lo sabias?

Podemos romper parámetros equivocados aprendidos, podemos decidir cambiar defectos de carácter que nos afectan en nuestra vida y no quedarnos sentados en el “yo soy así” . Podemos mirar a nuestros padres y antepasados y decirles con amor y perdón, no sigo tu patrón en determinada área de mi vida, te superaré, me superaré.

No tenemos que actuar como nos dicta la sociedad, ni ser manada que sigue el mismo rumbo (como los animales) tenemos opción de tomar un camino diferente, único, ese que se ajusta a nuestra esencia y nos hace sentirnos cómodos con nuestro propio mundo, ese que tenemos la libertad de construir. 

Se oye lindo, ahora bien, no es fácil, pero ese es el mejor regalo que podemos darnos en nuestra vida. Implica vernos por dentro, enfrentar ataduras, romper hábitos, ser críticos con nosotros mismos, ser empáticos con el defecto ajeno, responsabilizarnos de nuestros errores, aprender de ellos, mirar nuestra esencia, única, irrepetible, solo tuya y responderle a ella.

Alejarnos de los convencionalismos que dicta “lo que debe ser” para pertenecer, no convertirnos en computadoras que hoy día creemos controlamos con un teclado pero que nos tienen totalmente automatizados como ellas.

Podemos despertar, mirarnos, reconocer la libertad que habita en nuestro interior, mirar lo que nos duele, soltarlo, abrir los brazos a la vida que deseamos construir para nosotros y tener el valor de hacerla.

Seamos humanos, usemos el poder que tenemos, crea la mejor versión de ti mismo. Solo tú lo puedes hacer.