Cargando...
Nunca es tarde

Nunca es tarde

Aprendido. No vinimos al mundo a cumplir un ciclo como las plantas que nacen, se reproducen, y mueren.

El ciclo que se supone debemos llevar es, nacer, estudiar, casamos, ser padres, trabajar y morirnos. Claro, no todo es tan negro, en medio de ese ciclo hay mucho que se disfruta; viajar, bailar, un hobby, reír, leer, amar, disfrutar la música, cada quién tiene su fórmula.

Pero, no crees que esas acciones son solo eso: acciones. Acciones que nos permiten disfrutar un momento pero que no nos puede hacer felices.

Porque la felicidad no está en las personas que tenemos a nuestro lado, lo que logramos, o lo que disfrutamos.

La felicidad tampoco es un objetivo al que llegaremos para estar en ese estado por siempre.

Son momentos pequeños, efímeros, que van y vienen. 

Pero hay algunos muy distintos a los que mencionamos arriba, esos solo se perciben, se sienten cuando nuestro interior está en paz y cuando vivimos en armonía sin importar sean momentos buenos o malos.

Cuantas veces habrán venido esos momentos y no los hemos podido atrapar por estar tan ocupados desarrollando el ciclo de nuestra vida, o inmersos en el disfrute de una alegría temporal. Ocupados “viviendo”.

¿Tantas veces la vida transcurre así y un día algunos afortunados, se detienen, miran su vida y se preguntan se supone que es esto y ya? que tanta armonía hay en mí? que tanto disfruto el camino? y puff se abre una luz ante nosotros que nos dice: hay algo más.

Nunca es tarde para descubrirlo, lo triste debe ser morir sin haberlo hecho.

Podemos cumplir el ciclo de nuestra vida, disfrutar los placeres de la vida, y aun así detenernos de vez en cuando, silenciarnos, escucharnos, conocernos, mejorarnos, y mirar todo lo que forma nuestra vida sin tanto afán, con más paz. Ir en el carro mirando las calles, los árboles, sentir la brisa en tu cara y cerrar los ojos y sentirte vivo, estar solo un día y sentir que no te falta nadie porque te tienes y te tienes completo, estar rodeado de gente que disfrutas, que te aporta, que te hace sentir cómodo, querido. Saber que con poco estás bien, que nada te ata ni te tiene, entender que cada día es un milagro, y vivirlo con esa conciencia.

Saber que nada es eterno, conocer lo bello en lo simple.

Estar presente en el aquí y en el ahora, soltar el pasado, no matarme en construir un futuro.

Ser agradecido, mojar tus pies en la playa y en ese momento solo disfrutar la sensación del agua correr en tu cuerpo, abrazar de verdad, mirar a los ojos, perdonar, reír desde el alma, caerte y levantarte, seguir y saber que cada día siempre hay mucho más. 

Haz que cada día valga la pena, nunca es tarde.